9.5.10

Querer no siempre es poder

Como si mi cerebro fuese un simple ordenador, fui borrando todo recuerdo de ti.
Tu sonrisa desapareció.
Ya no recordaba el calor de tus abrazos ni lo agradables que resultaban tus palabras pronunciadas cerca de mi oreja.
Todo rastro de recuerdos de nuestras noches juntos, observando las noches estrelladas hasta que el amanecer iluminaba nuestras miradas quedó suprimido.
Conseguí olvidar por fin tus caricias, tus besos, tus te quiero... y tus para siempre.


El despertador sonó y una lágrima recorrió mi mejilla hasta el borde de la barbilla.
Una vez más, mi subconsciente me mostró tu sonrisa nada más despertar.



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